ACTIVIDADES DE LA CASA DE LA CULTURA DE TECAMAC

TEATRO







JAZZ

El jazz y el tango son, probablemente, las dos especies de la música popular más sofisticadas de Occidente. Ambas tienen un origen urbano, ligado al baile, y una historia que ya supera el siglo de existencia. Con períodos perfectamente delimitados, así como con sus compositores, arregladores e intérpretes, sus estilos y sus orquestas y solistas, ambas expresiones se fueron volviendo progresivamente más abstractas hasta convertirse en músicas para escuchar. Pero hasta ahí llegan las coincidencias, porque el jazz, a diferencia del tango –que es una música fundamentalmente “escrita”–, tiene como núcleo central la improvisación. A ello se suma un apetito omnívoro, que, a lo largo de su historia lo llevó a devorarlo todo a su paso: las músicas de naturaleza folklórica (fundamentalmente el blues, pero también otras formas tradicionales, como puede apreciarse en los discos de los guitarristas estadounidenses Pat Metheny o Bill Frisell, o del saxofonista británico John Surman, o del pianista sueco Jan Johansson), la música occidental de tradición escrita (tanto lo que, en su momento, se llamó Third Stream, movimiento animado por Gunther Schuller y George Russell, como otros intentos de fusionar lo clásico con la improvisación), la música brasileña (fundamentalmente la bossa nova, con Stan Getz y Charlie Byrd, como principales exponentes, pero también otras variedades como el samba, el choro, el baiao y las músicas de los aborígenes amazónicos, como en los casos del saxofonista y clarinetista Paulo Moura, el percusionista Airto Moreira, los guitarristas Helio Delmiro y Toninho Horta, o los multiinstrumentistas Egberto Gismonti, Hermeto Pascoal o Sivuca), la música klezmer (por la que pasaron el clarinetista Don Byron o el saxofonista John Zorn), la música árabe (de los oudistas Rabih Abou-Khalil y Anouar Brahem), la música de la India (que tanto influyó sobre el grupo Oregon y el guitarrista británico John MacLaughlin), la del Extremo Oriente (el clarinetista Tony Scott es un buen ejemplo), la música pop de cada país occidental (la canción francesa e italiana, principalmente) y también –¿por qué no iba a ser así?– el tango (con el saxofonista Gato Barbieri y, más recientemente, con el pianista Adrián Iaies). Dado este tránstio, aunque nacido en los Estados Unidos, el jazz es hoy una música universal que ha atravesado las peripecias de nuestra historia y, por lo tanto, de la que todo el mundo participa.





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